29 agosto 2016

Una breve historia de la Coca Cola

La Coca Cola, inicialmente concebida como un medicamento que se vendía sin receta, y de dudosa eficacia, fue inventada a finales del siglo XIX por John Pemberton.



El nombre hace referencia a dos de sus ingredientes originales: nueces de cola (una fuente de cafeína y origen del término "cola"), y hojas de coca, aunque la cocaína fue totalmente eliminada de los productos alrededor del año 1929.

Veamos la composición típica de una lata de Coca Cola. Aunque los ingredientes y porcentajes varían dependiendo de los países, el porcentaje de azúcar se sitúa en torno al 10% - 11%:



En una botella de 250 cl, un quinto para los amigos, tenemos 27 gramos de azúcar añadido. Creo que la etiqueta lleva a confusión, porque indica que corresponden a un 29% de la cantidad diaria recomendada, lo cual lleva a pensar que uno puede ingerir alrededor de 100 gramos de azúcar al día, y quiero creer que aquí sí que van incluidos los azúcares presentes de forma natural en frutas y verduras. Aun así, 27 gramos de azúcar ya son la cantidad recomendada de azúcares añadidos diarios.
Los médicos no aconsejan más de un botellín a la semana.

Si cambiamos de país cogemos una lata americana, lo primero que notamos es que además le han añadido sal. ¿Qué consiguen con esta jugada en principio absurda? Pues que te entren ganas de orinar, tengas más sed y pidas otra Coca Cola.




Además, no nos indica el porcentaje de azúcar que estamos ingiriendo respecto a la cantidad diaria recomendada. Sí el de hidratos de carbono, pero es que no son lo mismo. Según mis cálculos, sería del 42% por ciento (casi la mitad diaria de azúcar en una sola lata de refresco), y ya habríamos superado con creces la cantidad de azúcar añadida recomendada.

Gráficamente podemos verlo así, donde junto a cada envase se ha indicado la cantidad de azúcar que contiene.




Pero la cosa no acaba ahí, y va a peor.

La compañía ha seguido diferentes estrategias a la hora de comercializar su producto y conseguir que bebamos más. En la siguiente foto se aprecia cómo han evolucionado los envases con los años (llevándonos a beber más y más cada vez), así como cuál sería el peso ganado durante un año si tomáramos uno de esos envases diariamente. Porque, como todo el mundo sabe, "una botella de medio litro de Coca Cola no está pensada para dos personas, sino que es una sola ración).

Nota: las medidas son americanas, por lo que las cantidades pueden resultar extrañas.



Es decir, tomando diariamente una lata de Coca Cola, en un año engordaríamos 7 kilos. Fabuloso.

Y las cosas siguen empeorando.

En 1985 la compañía reemplazó la fórmula original por una nueva, a la que llamaron New Coke. Los ensayos a ciegas habían demostrado que los consumidores preferían el sabor más dulce de la Pepsi. El nuevo invento era más dulce que el original y contenía más calorías y mayor cantidad de cafeína, que es un diurético, y por lo tanto aumentaba todavía más las ganas de orinar, y la sed.




La nueva fórmula no cuajó, y tras apenas tres meses en el mercado fue rebautizada como "Canadian Coke", empezó a ser retirada de las tiendas americanas y sustituida de nuevo por la receta original, bautizada ahora como "Classic Coke". Pero con un ligero cambio. Mientras anteriormente los envases de Coke llevaban azúcar, ahora todos ellos usaban jarabe de maíz de alta fructosa como endulzante. Más dulce, más barato, más dañino por contener un 55% de fructosa.

Aunque antes de 1985 algunos fabricantes de Coca Cola ya usaban el JMAF en sus productos, tras la reintroducción de la "antigua" fórmula se convirtió en una práctica habitual y casi universal.









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