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07 noviembre 2016

Leche

Muy a mi pesar he descubierto / confirmado que la leche tiene gran cantidad de azúcar, natural claro, en forma de lactosa (glucosa + galactosa). Azúcar que se suma, en los alimentos a base de leche, a la que después añaden los fabricantes.

Algunos expertos afirman que se trata de un alimento innecesario una vez que empezamos a comer de forma sólida, pero desde el punto de vista de un adicto al café en vena, es uno de los pocos alimentos imprescindibles en una dieta saludable... tan saludable como pueda ser que no te despidan por llegar sistemáticamente tarde al trabajo por no haberte despertado.


Vale, se puede tomar el café solo. Pero como que no. Y la leche, entera. Nada de chutarme agua sucia. Que los expertos también afirman que no compensa toma leche desnatada.

Un vaso de leche + un vaso de café = dos vasos de café con leche = cantidad diaria mínima recomendada.

Pero, ¿cuánta azúcar hay en un vaso de leche? Depende de si tomamos leche entera, semidesnatada o desnatada? Ya sabemos que la cantidad de grasa sí que varía pero, ¿y el azúcar?


La cantidad de azúcar es la misma, que se traduce en unos 12 gramos por vaso (250 ml) de leche. Y como nadie de momento ha demostrado que la lactosa sea perjudicial para el cuerpo... seguiremos tomándola sin remordimientos.

¿Y que hay de la leche sin lactosa? ¿Significa eso que no tiene azúcar? Pues no. Cualquiera que la haya probado sabe que es mucho más dulce que la leche "normal". Porque lo que hacen es añadir la encima lactasa a la leche de vaca, y esta descompone la lactosa en sus dos componentes, glucosa y galactosa.



Como vemos, los valores nutricionales son idénticos a los de, en este caso, una leche semidesnatada normal. Por lo que no tiene ningún sentido tomar leche sin lactosa a no ser que uno sea médicamente intolerante a la misma. Además de que es un 36% más cara.





31 agosto 2016

Reflexiones personales con un bol de cereales: de vuelta a los inicios

Mes 1:

Como ya comenté al principio de esta historia, yo siempre he sido una persona gordita, con tendencia a engordar, y una niña con bastantes kilos de más. Desde que tengo 14 años siempre he vivido a régimen. Malvivo a base de guisos y filetes a la plancha con ensalada, cambiando las lentejas por judías y los tomates por judías verdes para no morir del aburrimiento. Ceno una ensalada. Y no adelgazo. Mi mente dice que ingiero menos calorías de las recomendadas, lo que se dice estar a dieta, pero no adelgazo.

La teoría predominante es que si quemas más calorías de las que ingieres, adelgazas. Punto. O mi metabolismo basal está estropeado, o yo no sé sumar (lo que va a ser un gran problema) o aquí falla algo.

Vaaale, que ya os estoy escuchando. Sí, me bebo una cerveza al día, de media. Pero eso vienen a ser unas 100 calorías. Si me ceno un tomate aliñado ya lo he compensado, ¿no? Vamos, que es una cerveza, dos los fines de semana. Eso no debería arruinar años de filetes a la plancha.

Que las únicas grasas que entran en mi casa, aparte de mis michelines, es la botella de aceite de oliva virgen para las tostadas y la ensalada. Que hasta los yogures son desnatados.

Hay noches que incluso no ceno y me tomo un cuenco de cereales, no esos del anuncio pero de muesli con fruta. Por cambiar un poco. O desayuno cuatro galletas en vez del chorreón ese de aceite en la tostada o la capa medio invisible de mantequilla. Por aquello de no atiborrarme.




Y no funciona. Me estoy deprimiendo, la verdad. Vivo deprimida y al borde de la inanición ;)

Y entonces empiezo a leer acerca de estas teorías (sobre las que seguiré insistiendo), que afirman que una caloría no es una caloría. Es decir. que todas las calorías no son iguales. Y leo, y leo, y me voy a la cocina a mirar las etiquetas de los alimentos y empiezo a descubrir cosas que no había notado antes. En las que no me había fijado nunca.

¿Y si tienen razón? ¿Y si son los cereales, las galletas, el tomate frito, los zumos y las barritas energéticas esas para matar el hambre las que lo están estropeando todo?

No puedo convencer al mundo, pero puedo usarme a mí misma de conejillo de indias. No es que vaya a tirar la comida que ya tengo, pero cuando se acabe, se acabó. Vamos a probar la teoría. ¿Qué es lo peor que puede pasar? ¿Que voy a tener que cambiar de marca de cereales y las galletas por un sandwich de queso? ¿Los zumos de naranja por los de tomate? ¿Té helado? ¿¿Comer con agua??

¿Y si puedo comerme un bocata de jamón y un plato de chícharos sin remordimientos? Y un filete con patatas...

¿Y si sólo consiste en racionar la ingesta de azúcar? Porque es verdad lo que comentan todos acerca de los 30 años. Hace 30 años cambiamos la forma de comer... y no funciona.

PS: Es difícil hacer un estudio de estos, porque tú coges a un grupo de cien voluntarios y les dices: "queremos saber si el azúcar es mala, así que os vamos a atiborrar durante un mes a ver si os da un yuyu y se os empieza a estropear el hígado", y van te sacan el dedo. Vale, no todos, pero seguro que alguno te saca el dedo ;)
Estudios hay, pero muy pocos. No resulta muy ético, la verdad. Sólo puedes coger a la gente que consume mucha azúcar, por iniciativa propia, y ver qué les está pasando. Y a los que no consumen casi ninguna, y ver si les pasa lo mismo, y de ahí tratar de extrapolar (bonita palabra que me recuerda al tema 24 de las oposiciones) los resultados.

Y la gente me dice: "Pesá eres un rato, ¿pero has adelgazado?" Bueno, puede que un par de kilos, pero tirada en el sofá con una cerveza en la mano y el aire acondicionado puesto... pues como que no. Pero también es verdad que me siento mucho mejor, y que yo prácticamente nunca he tomado azúcar, salvo la que me colaban sin enterarme.

Y ahora, de vuelta al trabajo empieza de verdad la prueba de fuego. ¿Funcionará?








06 agosto 2016

Información nutricional de los frutos secos

Siempre he sido escéptica con la afirmación de que los frutos secos ayudan a reducir el nivel de colesterol y prevenir la obesidad. A ver, si no provienen de un animal, no tienen colesterol. ¿Cómo ayudar a reducir el colesterol si es que no tienen? ¿Porque te los comes en lugar de otra cosa? ¿Si te los comes en lugar de otra cosa?



Tienen muchas calorías, pero también gran cantidad de fibra, y eso ayuda a que los hidratos de carbono no se absorban ni se conviertan en grasa tan rápidamente. Y quien dice grasas dice colesterol del malo. Porque eso es lo que no sabíamos. Que los hidratos de carbono también acaban convertidos en grasas, aunque no de igual forma para todos los alimentos, sino que depende de otros muchos factores.











24 julio 2016

Grasas vs. hidratos de carbono

Cuando en el período comprendido entre 1977 y 1982 empezaron a publicarse estudios que afirmaban que la ingesta de grasas eran perjudiciales para la salud, y las asociaban con el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, las empresas de alimentación se pusieron manos a la obra para reducir el porcentaje de grasas (especialmente las saturadas) de los alimentos. Empezó la moda de lo light, los 0%, los vitalínea, y todas aquellas denominaciones que nos aseguraban que el producto que estábamos adquiriendo tenía menos grasas y menos calorías que su equivalente "normal".

El problema surge cuando al quitar las grasas de los alimentos, también se elimina el sabor. Como indican varios expertos en la materia: los alimentos light saben a cartón y sería imposible colocarlos en el mercado porque nadie los compraría. Había que encontrar una solución para que la comida fuera sabroso, y lo más sencillo era añadir azúcar. Fructosa. Jarabe de maíz. Atiborrar los alimentos más insospechados con cantidades astronómicas de azúcar. Porque el azúcar es tan barata que ha encontrado la manera de formar parte de todo, incluso aquellos productos que por su naturaleza no deberían tenerla.

Este gráfico refleja el aumento de azúcar en Estados Unidos durante el último siglo. Las cifras se han multiplicado por cinco.



En 2002, la Organización Mundial de la Salud recomendó que un máximo del 10% de las calorías de la dieta provinieran del azúcar (unas 6-9 cucharaditas, que equivalen a 24-36 gramos). Las industrias azucareras reaccionaron y, chantajeando a la OMS con retirarles la subvención de 406 millones de euros, publicaron un nuevo informe en el que se RECOMENDABA que un 25% de las calorías diarias consumidas vinieran del azúcar. Dos veces y media la recomendación original de la OMS.