Según el diario El País, si los anunciantes de comida dirigida a los niños tuvieran que seguir la normativa de la OMS respecto a los niveles máximos permitidos de grasas, azúcares o sal, muchos de los anuncios que vemos actualmente en televisión estarían limitados al horario protegido.
Productos perjudiciales
Y como decían hoy mis alumnos: ¿y por qué ahora de repente? Pues porque las cosas se descubren a medida que sus efectos se hacen visibles. La epidemia de obesidad es algo relativamente reciente, 30 ó 40 años, y la primera teoría que se barajó: todo es culpa de las grasas, ha demostrado no ser del todo válida.
¿Será todo culpa del azúcar? ¿De las dos juntas? ¿De ninguna de las anteriores? ¿Descubrirán dentro de 20 años que han vuelto a equivocarse?
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